Gonzalo Hernández
EditorEl 27 de mayo de 2025, la nave espacial Starship de SpaceX despegó desde la Starbase en Texas. En esta novena prueba se buscaba completar finalmente el reingreso de la etapa superior del cohete luego de una serie de actividades, como el despliegue de carga útil desde la nave y el reencendido de motores en el espacio. Sin embargo, ambas partes de la nave se destruyeron durante su reingreso a la Tierra en diferentes momentos, y sus restos han comenzado a llegar a las playas mexicanas.
Esto es justo lo que denuncia Jesús Elías Ibarra Rodríguez, presidente de Conibio Global A.C., una asociación civil enfocada en la conservación e investigación de la biodiversidad global. Indica que el propulsor, llamado Super Heavy, cayó en el Golfo de México y explotó, lo que generó "millones de partículas de basura" que ya se han encontrado en la playa de Bagdad, en Matamoros, Tamaulipas.
De acuerdo con Ibarra Rodríguez, luego de una exploración en la zona, se documentaron millones de fragmentos de restos en solamente 40 kilómetros de la playa.
Esto significa que también se pone en riesgo "todo el ecosistema marino" y, por lo tanto, también representa un impacto negativo a las familias pescadoras, además de a las embarcaciones, ya que podrían colisionar con los diferentes tanques dispersos en el mar, que, según la asociación, parecen pertenecer al sistema contraincendios de la nave, como lo evidencian las distintas etiquetas que tienen estos componentes.
Derivado de la gran cantidad de restos, dice la asociación, esto pone en riesgo los esfuerzos durante los últimos ocho años para salvar a la tortuga lora, que es una especie en peligro de extinción. A mediados de año, se espera el nacimiento de nuevas crías que serán liberadas en playas contaminadas con basura que pueden ingerir al confundirla con alimento.
Es por esto, dice Conibio Global, que se ha invitado a otras asociaciones, como Mariana Boy, además de las autoridades nacionales como la Profepa, para llevar este "evento catastrófico" a los asuntos internacionales, para que así SpaceX se pueda hacer responsable de los daños que ha provocado.
La generación de basura de cohetes
Según SpaceX, el propulsor Super Heavy lanzó la etapa superior al espacio con sus 33 motores Raptor y se separó de la Starship en una maniobra ya probada en el pasado para luego volver a la Tierra.
Después, demostró su capacidad de volar con un ángulo de ataque mayor en su descenso a la Tierra, es decir, de forma más agresiva. Esto se traduce en una velocidad de descenso más lenta, pero de mayor resistencia atmosférica que requiere menos combustible para las maniobras finales.
Sin embargo, dice SpaceX, que al acercarse a su zona de amerizaje, pues estaba planeado que cayera en el mar en el Golfo de México, el Super Heavy reinició 12 de sus 13 motores, pero el contacto con el propulsor se perdió poco después del inicio de la ignición, cuando sufrió un "desmontaje rápido e imprevisto".
Una situación que se repite con SpaceX
Esta no es la primera vez que llegan restos de las pruebas de los cohetes de SpaceX a las playas de Bagdad en Matamoros, pues algo similar ocurrió en noviembre de 2024, cuando Elías Ibarra envió una carta a la presidenta Claudia Sheinbaum donde indicaba el impacto ambiental de este tipo de pruebas.
En este documento, la denuncia se centró en abordar no solo el impacto atmosférico de la liberación de gases contaminantes a la atmósfera que contribuyen al cambio climático, junto a la degradación de la calidad del aire en las regiones costeras, sino también los escombros y restos plásticos por la caída del propulsor en el golfo, que tienen el potencial de generar un "daño significativo" en el ecosistema marino, principalmente en las tortugas marinas y delfines.
Ya en ese entonces se había solicitado investigar y determinar el alcance del daño ambiental que provocaba este tipo de eventos, el pedido a SpaceX de informes detallados del incidente y su responsabilidad en la remediación ambiental para la conservación de la fauna marina en la playa, y hasta la sugerencia de activar planes de contingencia para proteger la biodiversidad del Golfo de México y minimizar el impacto de estos propulsores caídos.
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